Algo de tu ausencia
Su ausencia decora la hondura en la mirada
y flota su inmortalidad dilatada en las retinas,
tan serena como un ángel sin restricciones
y ligera como una amenaza pendiente
a punto de lograr todo lo humano en un recuerdo,
con tanto de los errantes perfiles de la noche
y mucho más de la continuidad dorada de los días,
que al cruzar los ojos con pasos de nostalgia
pesa más que una alianza sin olvido.
Mi acostumbrado corazón le da la bienvenida
toda vez que llega entera con su regreso
estampado de caminos y sin detenerse
me atraviesa su cercanía de cualquier modo.
De frente, todavía conserva el fulminante color
del encuentro que llevaba el primer día;
el de aquel instante, que a pesar del ayer,
ofrece la tonalidad del tiempo
que aún en pasado hasta hoy lo recupera.
De espaldas, tiene un hueco de puerta
interminable que pareciera un túnel
posible hacia una rendija infinita de su alma.
Mas de largo, es como un destino movedizo
que me salpica, uno de cauce y trayectoria,
prolongado como si tuviera la exacta medida
de un río junto a mi orilla
al preservar, sin expiración,
la urgencia de adherirse
a mi aledaño, pero sobre todo,
al rozar esa irrompible profundidad
que defiende largamente a cualquier altura
cuando, sin rendición, se desliza en torno mío
con la transversal eternidad de la compañía
que materializa tan cristalina su ausencia.
Ya soy adicto a la belleza de tus versos. En este poema enlazas tus sentidos a esa ausencia y se materializa como si nunca hubiera estado ausente. Gracias por escribir, te dejo un gran abrazo, Nancy.
Bendita la ausencia que nos permite sentirla como si viviera presente, muchas gracias Daniel por ser adicto a mis letras, pero desde ya te digo es un gusto saberlo, jajaja!! Mi abrazo enorme.