Tu rosa blanca en mis manos
De tus perceptibles flores tengo una,
descubriendo el tacto de mi mano,
se perfila segura aun entre las piedras,
mientras se alza como saludo al cielo
con la fineza de su vistoso encanto.
La encontré valiente en mi trayecto,
un poco solitaria en la mitad del llano,
deslumbrando su lindeza como un sueño,
por estos ojos que la miran con amparo.
Y contemplo su color de íntima nieve
con lisura de lana bajo el sol del albo,
para persistir su atavío de misterio,
con el paso del calor que lleva al tallo
y así vivir, y así esperar el beso del rocío
que la seduce día a día, aunque se lleve
un trozo de su albura en el contacto.
Aspiro sus pétalos, el melifluo aroma
que envuelve mi cuerpo de inmediato
y por un momento pienso que sostiene
tu esencia en su interior como un milagro,
para traspasar tu dulzura, toda sobre mi piel
y pueda hallar en su caricia tu beso a salvo.
Él que envías con el sentimiento cautivo
dentro de esta rosa blanca que hoy extiende
hacia mi vida tu especial hallazgo.